
A las 21:00 horas (hora local), una densa fumarola de humo negro emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, indicando que los 133 cardenales electores reunidos en el cónclave para elegir al 267º Papa no lograron alcanzar la mayoría de dos tercios requerida en la primera votación. Miles de fieles y curiosos congregados en la Plaza de San Pedro, bajo un cielo crepuscular, recibieron la señal con una mezcla de paciencia y expectativa, conscientes de que la elección del sucesor de Francisco podría tomar varios días.
El cónclave, que comenzó esta tarde tras una solemne procesión de los cardenales desde la Capilla Paulina, se desarrolla en un contexto de profunda reflexión para la Iglesia Católica, que enfrenta desafíos como la evangelización en un mundo secular, las tensiones doctrinales y la necesidad de un liderazgo que unifique a los 1.400 millones de católicos.
La jornada inició con la Misa Pro Eligendo Romano Pontifice, celebrada por el cardenal Giovanni Battista Re en la Basílica de San Pedro, donde se invocó la guía del Espíritu Santo para los electores. A las 16:30, tras el juramento de secreto y el grito de “Extra omnes” (todos fuera), las puertas de la Sixtina se cerraron, marcando el inicio del proceso electoral.

El humo negro, que tardó más de tres horas en aparecer, refleja la complejidad de esta elección, la más numerosa en la historia con 133 cardenales electores de 71 países, 108 de ellos nombrados por Francisco. Aunque no se esperaba un resultado en el primer día —ningún cónclave moderno ha elegido un Papa en la primera votación—, la demora en la fumarola generó especulaciones sobre intensos debates iniciales entre los cardenales, divididos entre quienes buscan continuidad con las reformas de Francisco y quienes abogan por un enfoque más conservador.
“El humo negro nos dice que los cardenales están tomando su tiempo, como debe ser. Este es un momento de discernimiento profundo”, comentó el vaticanista Andrea Tornielli desde Roma. La diversidad geográfica del cónclave, con 53 cardenales europeos, 23 asiáticos, 18 africanos y 17 sudamericanos, entre otros, añade una capa de complejidad, ya que muchos electores no se conocen entre sí, lo que podría prolongar las deliberaciones.
El cónclave continuará mañana con dos rondas de votaciones por la mañana y dos por la tarde, siguiendo las normas de la constitución apostólica Universi Dominici Gregis. Los fieles en la Plaza de San Pedro, algunos llegados de lugares tan lejanos como Filipinas y Nigeria, permanecerán atentos a la chimenea, esperando el momento en que el humo blanco y el anuncio de “Habemus Papam” revelen al nuevo líder de la Iglesia Católica.